miércoles, 6 de febrero de 2013




OBESIDAD INFANTIL


El sobrepeso y la obesidad infantil constituyen un problema en el mundo desarrollado y en los países emergentes, con importantes implicaciones sociales, psicológicas y sanitarias. Su crecimiento ha sido vertiginoso a lo largo de las tres últimas décadas y por ello su prevalencia ha alcanzado una altura inesperada. En España, de acuerdo a los resultados del estudio Enkid se calcula que la suma de la prevalencia infanto-juvenil del sobrepeso y la obesidad se situaría en el 26.3% (Serra, Ribas, Aranceta, Pérez, Saavedra y Peña, 2003). Las consecuencias negativas de esta situación se harán más evidentes dentro de unas décadas, cuando en torno a un 70% de los niños que hoy tienen algún grado de sobrepeso lleguen a ser adultos obesos.
Generalmente, cuando se plantean las causas de la obesidad infantil se pone el énfasis en un elemento: la alimentación.
Sin embargo, siendo este factor un elemento importantísimo, no se deberían obviar otros hábitos no estrictamente alimentarios que configuran lo que se podría denominar el estilo de vida de la infancia y que, a la postre, es el determinante de la actual epidemia de sobrepeso.

CAUSAS DE LA OBESIDAD INFANTIL
El sobrepeso infantil, es el resultado de un estilo de vida. Esto significa que el IMC es reflejo de un modo de vida.
Forma de vivir que se relaciona con un peso elevado:
·        El número de horas delante del televisor
·        Un número de horas de sueño insuficiente
·        Saltarse el desayuno
·        Falta de actividad física
·        Comer solo y abusar de las chucherías
·        Comer para aliviar el aburrimiento y el malestar emocional
·        Alimentación inadecuada

REGLAS PARA EL FOMENTO DEL NORMOPESO INFANTIL
El tiempo dedicado al ocio sedentario basado en la televisión, consolas o Internet, no debe exceder, como máximo, de dos horas diarias.
Marcar una hora límite para irse a la cama y no esperar a acabar tal o cual programa de televisión o de charlar con un amigo a través de Internet. Ese horario deberá permitir al niño dormir al menos diez horas diarias y levantarse con tiempo suficiente para desayunar.
Realizar sistemáticamente un desayuno que aporte al menos entre el diez y quince por ciento de las calorías consumidas a lo largo del día y que incluya lácteos, cereales y fruta.
Practicar a diario alguna forma de actividad física que puede ser desde ir caminando a la escuela, jugar en el patio del colegio o hacer algún deporte federado.
Limitar el consumo de chucherías a momentos particulares de la semana, como puede ser algún día después de clase o de alguna actividad extraescolar. No dar dinero a los niños para que compren diariamente las golosinas que deseen.
Procurar realizar alguna de las comidas principales en familia (comida o cena), en la que todos comen de todo lo que hay.
No usar los alimentos o las chucherías para calmar el aburrimiento, el desasosiego o la inquietud del niño. Facilitar una conducta alternativa.
Distribuir la alimentación del niño en cinco comidas diarias respetando un programa nutricional como el expuesto, en el que un tercio de las calorías consumidas sean frutas y verduras, otro tercio legumbres, arroz, cereales, pasta o pan y el tercio restante, carne pescado, lácteos y aceite de oliva.

El establecimiento de normas explicitas de comportamiento en casa en relación a los hábitos anteriormente descritos constituye el primer paso para ordenar la vida del niño. Sorprende, en muchos casos, como los niños lejos de atosigarles las rutinas, una vez que las han aprendido, se adhieren a ellas con mucha facilidad. La ausencia de reglas claras, por el contrario, lleva a la confusión, inquietud y malestar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario