viernes, 24 de agosto de 2012




¿QUÉ ES LA ESQUIZOFRENIA?
Qué es
Es una enfermedad mental grave. Se trata de un desorden cerebral que deteriora la capacidad de las personas en muy diversos aspectos psicológicos como el pensamiento, la percepción, las emociones o la voluntad.

Cuáles son sus síntomas
Actualmente se dividen los síntomas en dos grandes grupos: los positivos y los negativos, sin que esta división tenga nada que ver con que unos sean buenos y otros malos.
Los positivos consisten en aquellas manifestaciones anormales que experimentan o hacen los pacientes, como ver cosas que no existen (alucinaciones) o pensar que ocurren cosas que no son verdad (delirios). Los negativos consisten en aquellas manifestaciones que hacen pensar que el sujeto está perdiendo capacidades para pensar, sentir o hacer cosas con normalidad. Por ejemplo, dejar de hablar con fluidez, tener interés por las cosas o las personas, por levantarse cada día a trabajar, etc.
Los síntomas más característicos de la enfermedad son:
  • Delirios: ideas erróneas de las que el paciente está convencido. Por ejemplo, «creer que todo el mundo está contra él o que tratan de perjudicarle».
  • Alucinaciones: percibir algo que no existe. Por ejemplo, oír voces (que le insultan o hablan de él), o ver objetos o caras que no están.
  • Trastornos del pensamiento: el lenguaje del paciente se hace incomprensible y se altera la fluidez.
  • Alteración de la sensación sobre sí mismo: la persona siente que su cuerpo está cambiando, se ve a sí mismo como raro. Los pacientes pueden decir que se ven cambiados al mirarse al espejo. Los límites entre uno mismo y los demás no están claros. Por ello, pueden creer que los demás pueden saber lo que piensa o por el contrario, creer adivinar lo que otros piensan.
  • Deterioro de las emociones: la afectividad se va empobreciendo. Puede llegar a la ausencia de sentimientos. Los pacientes se muestran inexpresivos y se comportan con frialdad hacia los demás.
  • Aislamiento: los pacientes se encierran en sí mismos y en su mundo interior. A este síntoma se le denomina autismo. Se manifiesta porque el paciente se queda encerrado en su habitación y evita la compañía de los demás.
Cuáles son sus causas
El origen de la esquizofrenia no se conoce con certeza. No obstante, en los últimos años se han logrado algunos avances que permiten señalar a diversos factores responsables del trastorno:

  • Alteraciones precoces del desarrollo del cerebro. Estudios mediante técnicas histopatológicas modernas y otros mediante técnicas de neuroimagen, como la resonancia magnética nuclear, han detectado anomalías en la estructura de determinadas regiones cerebrales. Otras técnicas, como la tomografía de emisión de positrones, han permitido observar algunas alteraciones en el funcionamiento del cerebro de estos enfermos, en comparación con el de personas sanas. Conjuntamente, estos hallazgos apoyan la teoría de que la esquizofrenia puede tener su origen en alteraciones del desarrollo cerebral muy precozmente, en concreto, durante el desarrollo del cerebro embrionario.
  • Predisposición genética. Aunque el mecanismo de transmisión no se conoce, sí se sabe que el riesgo de padecer la enfermedad es mayor cuando existen antecedentes familiares de la misma, que si tales antecedentes no están presentes. Sin embargo, la presencia de antecedentes no es una condición necesaria ni suficiente; muchos pacientes no los presentan y muchos sanos, sí. Esto indica que otros factores no genéticos también juegan un papel importante en la génesis del trastorno. 
  • Alteraciones en sustancias del cerebro. Se ha descubierto que diversas sustancias   llamadas neurotransmisores, y que se encargan de que las neuronas se comuniquen adecuadamente, pueden estar desequilibrados en la esquizofrenia. Los estudios sobre estas sustancias están siendo muy importantes para el diseño de fármacos cada vez más efectivos.
  • Infecciones del embarazo y complicaciones del parto. Está en estudio si algunas infecciones por virus que padezca la madre durante el embarazo, pueden ser responsables de alteraciones del desarrollo cerebral normal del feto y que, a cierta edad, provoquen la enfermedad. Por otra parte, se ha relacionado este trastorno con complicaciones durante el parto (traumatismos, anoxia cerebral).

Cuál es el tratamiento
Actualmente la esquizofrenia se trata fundamentalmente con determinados medicamentos, denominados neurolépticos o antipsicóticos.
Se diferencian dos tipos de antipsicóticos: los clásicos (como la clorpromazina, el haloperidol o la tioridazina) y otros más recientes que se llaman neurolépticos atípicos (clozapina, risperidona, olanzapina, ziprasidona o quetiapina). Ambos grupos tienen en común la capacidad de corregir desequilibrios de los neurotransmisores, sobre todo la dopamina y aliviar los síntomas positivos. Sin embargo, los neurolépticos atípicos tienen especial capacidad de corregir el desequilibrio del neurotransmisor serotonina. A ello se ha asociado la efectividad de este tipo de neurolépticos sobre los síntomas negativos. Los neurolépticos atípicos tienen además la ventaja de producir menos efectos secundarios.

Consecuencias de la Esquizofrenia en la familia
 
La esquizofrenia es angustiosa para todas las personas implicadas. Los pacientes sufren de un absoluto desbaratamiento de sus vidas. La familia y los amigos también se ven gravemente afectados y afligidos por los efectos que la esquizofrenia causa en su ser querido y por la carga de tener que atenderle. Hacer frente a los síntomas de la esquizofrenia puede ser especialmente difícil para los parientes y amigos que recuerdan cómo era su ser querido antes de caer enfermo.
La enfermedad mental produce siempre problemas de adaptación en la familia, situaciones de hundimiento, baja autoestima, aumento del nivel de estrés, de desánimo, incertidumbre y problemas de conducta en otros miembros de la familia. El desasosiego que trae consigo la convivencia con el enfermo que padece esquizofrenia, son muchas y dolorosas. Estas situaciones negativas se viven a lo largo de toda la vida, desde que la familia descubre que entre sus miembros hay un enfermo con esquizofrenia, repercute en todos: enfermos y sanos. Y el paciente no es el culpable de estas consecuencias, es un enfermo.
Los familiares descubren impotentes, que esta enfermedad ha entrado en sus vidas, sin avisar y se encuentran sin recursos para afrontar la nueva situación. Además tienen que lidiar con el sufrimiento que lleva asociado cuando la sociedad lo rechaza, lo estigmatiza y le bautiza como loco o peligroso.
Éstos y otros son escalones que bajan hacia sótanos oscuros y degradados. Y la sociedad no valora a los enfermos mentales como tales enfermos. Aparece un cáncer y aparece, una movilización de amigos y familiares que te prestan comprensión y simpatía y se ofrecen a ayudar en lo que puedan. A un enfermo mental a lo sumo se le compadece, se le deja solo, o se le vuelve la cabeza.


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